Juana Manuela Gorriti

Por Micaela Szyniak

Agrupación Documental

El momento de su nacimiento fue objeto de largas controversias. Ya en la temprana biografía escrita por Pastor Servando Obligado, con quien la autora mantuviera correspondencia, se apunta 1818 y no 18191 como “equivocadamente afirma su biógrafo el Sr. Ministro de Venezuela Dr. Torres Caicedo” (Museo Rojas - ADJMG, Documento RR-160-50-41). Investigaciones recientes acuerdan 1816, fecha fijada a partir del encuentro de una carta enviada por su tío a su padre, el varias veces gobernador de Salta José Ignacio Gorriti (Flemming, 2019; Molina, 1999). Resulta extraño que Juana Manuela no corrigiera la mencionada biografía de Pastor Obligado, publicada primero en el diario2, luego como prólogo a la primera edición de su libro Misceláneas y por último colectada por Julio Sandoval en su álbum de recortes sobre la escritora, que luego fuera enviado a Ricardo Rojas –y que actualmente constituye la denominada ADJMG–. También resulta extraña la ausencia de la fecha de nacimiento en su propia obra, en la que existe una fuerte presencia de materia autobiográfica. Si bien la temprana producción de biografías y polémicas muestra la importancia que Juana Manuela cobraba hacia finales del siglo XIX, según Graciela Batticuore su prestigio fue inversamente proporcional a su olvido, indiferencia y renuncia por parte de la crítica de comienzos de siglo XX (2019: 161). En el gradiente valorativo de mujeres que Ricardo Rojas establece en su “Capítulo aparte”, Juana Manuela aparece, junto a Eduarda Mansilla, como dos novelistas definitivamente superiores a Josefina Pelliza. Quizás por debajo de Eduarda, sobre la que no aparecen calificativos negativos, mientras que sobre Juana Manuela se señala “su mal gusto literario”. Sin embargo, dedica varias páginas a quien considera “el más raro temperamento de mujer que haya aparecido en nuestras letras”. En las multifocales figuraciones de Ricardo Rojas, cierto misterio recorre a la escritora: “ritos a la luz de la luna”, “mujer extraña”, “sensibilidad mediúmica”. A su vez, aunque su concepto sobre Juana Manuela no resulta demasiado elogioso, evidentemente le resultaba interesante y aceptó recibir sus documentos ofrecidos por Urcina Ponce de Sandoval. 

Juana Manuela había crecido en Sucre, fruto del exilio de su familia durante las guerras civiles del país: tras el triunfo en Tucumán de Facundo Quiroga en 1831 por sobre Aráoz Lamadrid emigraron a Bolivia junto a otros unitarios. Allí conoció al oficial Manuel Isidoro Belzú, que no dejaría de cobrar importancia en términos políticos; contrajeron matrimonio y tuvieron dos hijas: Edelmira y Mercedes. Se habla de una turbulenta historia de infidelidades mutuas que duró alrededor de diez años. Según rumores, habría tenido un romance con José Billaván Segurola, militar boliviano con quien Belzú tuvo una disputa política y personal. También existen versiones que desestiman esos rumores3. Respecto a la turbulencia, en la mencionada biografía temprana de Pastor Obligado puede leerse “respetando el principio americano ‘la vida privada debe ser amurallada’ no traspasaremos los umbrales del hogar, para ir a arrancar de entre los repliegues del cortinaje de una alcoba de mujer el secreto de esta dramática existencia”. El vínculo entre el renombre alcanzado por la autora y los desvíos que su vida supuso al imaginario de mujer de época ha sido problematizado por la crítica contemporánea.

Si bien la separación definitiva con Belzú se consumó en 1847 luego de un exilio conjunto a Perú del cual él regresó a Bolivia4 y ella no, cuando él murió asesinado en el Palacio de Gobierno en 1865, fue Juana Manuela quien recogió el cadáver, condujo el entierro multitudinario y escribió la oración fúnebre5. Más adelante aún le dedicó la biografía “Belzú” publicada en Panoramas de la vida (1876), en cuya introducción se propone como compañera inseparable del mítico héroe en sus días de dolor. En ciertas zonas de la crítica contemporánea se compara estas figuraciones de la pareja con la forma en que lo omite sutil y obsesivamente en sus diarios, compilados en Lo íntimo (1898). Según Cristina Iglesia (1993: 32), con esa omisión no solo eludía una zona de conflicto para la moral de su época, sino que se colocaba, sin disputas, en el centro de su autobiografía, no como la esposa del general. 

Separada, Juana Manuela se instaló con sus hijas en Lima donde comenzó a trabajar como maestra y a colaborar en periódicos. Allí salió publicada por entregas (a modo de folletín) en el diario El Comercio, en 1951, La Quena. Su primera novela, situada en la época colonial, trata sobre historias de amor, de herencia y de traición entre españoles e indígenas. La publicación coincide con un tiempo en que los vínculos entre distintos grupos étnicos resultaban centrales para la sociedad. Era el tiempo de la realidad peruana post independentista y de sus (im)posibilidades de consolidarse como nación. A su vez, puede leerse en la novela una operación de reescritura de ciertas leyendas andinas peruanas de Garcilaso de la Vega (Ferreira, 2016), quien habría intentado armonizar –no siempre lográndolo– en el siglo XVII la relación entre las dos culturas a las que perteneció: la quechua y la española. 

Mientras iba entablando relaciones con la burguesía limeña, que empezaba a leerla, convivía con su nueva pareja, Julián Sandoval, varios años menor que ella: “Aunque el novio de la hija es de la edad de la pareja de la madre, la situación, llevada seguramente con tacto, no impide que siga acrecentándose el grupo de niñas de elite que acuden a sus clases” (Flemming, 2019: 70). De esta relación nacerá su hijo: Julio Sandoval.

Vivía en Lima cuando publicó sus obras completas en Argentina: Sueños y realidades (1965). Los manuscritos se perdieron tres veces en el tránsito de un país al otro y Juana Manuela tuvo que volver a enviarlos reescritos con ayuda de su memoria y de aquellos que habían sido ya publicados en periódicos (Angulo y Mirande, 2019). Llama la atención que estas obras completas lo son de una autora sin obra, hasta entonces sin libros. En ese sentido, se ha resaltado desde los estudios contemporáneos que la publicación estuvo vehiculizada y promocionada en la Revista de Buenos Aires por Vicente Quesada (Romagnoli, 2022), que durante años había estado construyendo la figura de Juana Manuela en este medio. El movimiento lo ubicaría a él en los orígenes de la crítica literaria, en una genealogía de Ricardo Rojas, a su vez que a Juana Manuela como a una autora para la Literatura Argentina. Es esta una de las tantas comunidades que Juana Manuela estableció con actores de campos literarios a lo largo de su vida. De hecho, en algunas de las cartas que recibió tiempo después, cuando ya vivía en Buenos Aires, se puede leer un ímpetu  por las escrituras conjuntas. Así Benicio Álamos Gonzáles le escribió el 12 de diciembre de 1888: “Celebro que usted, Mercedes  y Clorinda proyecten una novela trabajada en conjunto” (RR-160_4). Luego desglosa que, a decir verdad, no sabe cómo iban a hacerlo a tan larga distancia, y propone algunas formas posibles. Asimismo Mercedes Cabello, en carta del 24 de julio de 1886, afirma respecto al concurso al que envió su novela, que Juana Manuela tendría que cargar con la culpa o con la gloria, dado que fue quien la persuadió de enviarla. Y continúa: “Aconséjele Ud. a Clorinda que escriba novelas y no dramas; yo quisiera aconsejarla y no me atrevo. Como Ud. dice la novela está hoy en moda”. Y en el párrafo siguiente: “Por qué no me regala ese argumento que me dice que posee y que no se atreve a llevarlo a cabo? No cree Ud. que pueda desenvolverlo yo?” (RR-160_39).

ADJMG, 1924, Documento RR-160_39
Carta de Mercedes Cabello a Juana Manuela, 1886. [RR-160_39].

En Lima comenzó a relacionarse con esos escritores con los que mantendría vínculo y correspondencia largos años, entre ellos Ricardo Palma, Mercedes Cabello, Clorinda Matto. Participó del Club Literario y ofreció veladas ella misma. En estas se discutía en torno a la formación nacional, el rol de la mujer y su inserción social (Batticuore, 1999). Centro de formación de comunidades literarias por excelencia, las veladas actuaban además como focos de irradiación por su carácter público: lo que pasaba allí era recogido por la prensa. En los años finales de su vida, ya instalada definitivamente en Buenos Aires, Juana Manuela se abocó entre otros proyectos, a la recopilación de discursos que circularon en veladas para su publicación: “En cuanto al otro pedido de carácter literario, le agradezco su recuerdo. Buscaré mi tradición y la de mi compañera de viaje leídas en la limeña velada que tuvo Ust. la galantería de ofrecernos en Lima…”, escribe Pastor Obligado en 1891,  (RR-150_5).


ADJMG, 1924, Documento RR-160_39
Carta de Pastor Obligado a Juana Manuela, 1891. [RR-160_5].

Asimismo, la tradición de las veladas limeñas la conservaba a Juana Manuela en sus imaginaciones, tal como le escribe Carlos Amézaga en 1889: “Clorinda Matto y Mercedes Cabello me prestan con frecuencia ocasión para hablar de Ud. No hay velada en casa de la primera durante la cual no se invoque la memoria de Ud. como un genio benéfico” (RR-160_38)  

Carlos Amézaga a Juana Manuela
Carta de Carlos Amézaga a Juana Manuela [RR-160_38].


El carácter público de su vida, o el carácter privado de su obra, presenta una trama compleja. No solo fue novelista, hija de políticos, esposa de un caudillo, anfitriona de veladas, colaboradora y fundadora de periódicos, sino que también participó en situaciones decisivas de la historia latinoamericana. Tal es el caso de la defensa de la soberanía peruana contra la amenaza española en el puerto del Callao: fue enfermera en los hechos del 2 de Mayo de 1866, evento que a su vez narró en relatos recogidos en Panoramas de la vida (1876) y Misceláneas (1878). Cabe destacar que en el mencionado álbum que Urcina Ponce le entregó a Ricardo Rojas un recorte biográfico narra su participación en estos hechos. Del mencionado recorte sale una flecha manuscrita con la siguiente nota marginal: “Lleva presente en pecho la cruz del 2 de mayo” (RR-160_50: 45). Posiblemente se refiera a la condecoración que le valió su participación en los hechos mencionados. 

Se puede pensar en 1875 como un año bisagra en la vida de Juana Manuela. En este año viaja por primera vez a Buenos Aires, a consolidar lo que luego la hará permanecer de manera definitiva en Argentina: la pensión de doscientos pesos por ser hija de un guerrero, cuya condición de cobro era residir en el país. En el álbum de recortes, Julio Sandoval dedica un amplio espacio a la participación con que Juana Manuela se despedía, honrando al Club Literario de Lima con su presencia. Consistió en un discurso a favor de los viajes de estudio a Europa, pero en contra de que los jóvenes se fueran de sus tierras demasiado temprano: “con la ligereza inherente a la infancia, olvídalo todo; madre, familia, hogar; arrójase en los brazos del primero que le sonríe; entrégale su alma; aprópiase de las costumbres, opiniones y gustos del país que habita” (RR-160_50: 25), recogido más adelante en Misceláneas. Luego de su disertación, el presidente del Club expresó que por haberse anoticiado el día anterior de la resolución de Juana Manuela de leer una conferencia antes de partir al Plata, aquel acto no contaba con toda la solemnidad debida. Pese a la aparente falta de solemnidad ocasionada por la velocidad con que la participación había sido confirmada, distintos diarios recogieron lo sucedido. Así el 5 de febrero del 1875 se leyó en las páginas de El Nacional (RR-160_50: 29-31): “Anoche sustentó en el Club Literario una conferencia, leyendo una magnífica disertación sobre lo inconveniente que es la educación en Europa para los niños americanos (...) mereció la aprobación y los aplausos de una numerosa concurrencia compuesta por personas pertenecientes al club y extrañas a él, que fueron atraídas por solo el nombre de la insigne escritora”; en La O Nacional: “Anoche llegamos tan tarde al Club Literario que apenas pudimos oír el final del brillante trabajo leído por la distinguida señora doña Juana Manuela Gorriti”; asimismo en El Comercio: “No queriendo marcharse la señora Gorriti sin cumplir al club el ofrecimiento que desde tiempo atrás le tenía hecho, nos consta que escribió su discurso a vuela pluma la víspera de la actuación; y el club mismo, agradable pero súbitamente sorprendido con la noticia de que la ilustre escritora preparaba su conferencia, casi no tuvo tiempo para hacer todas las invitaciones que quisiera”. La arbolada: “Una sesión sin igual tuvo lugar en el Club Literario la noche del jueves 4”. Asimismo, por la misma época, distintos diarios como La Nación anunciaban la llegada de Gorriti a Montevideo, a Buenos Aires.

Recorte 
[Documento RR-160-50_76].

Los despliegues respecto a su partida contrastan con lo ocurrido en la sesión de senadores del 17 de junio de 1875 (RR-160-50_76),  en la que se debatió el proyecto para darle a Juana Manuela la pensión que había solicitado por hija del ilustre guerrero de la independencia José Ignacio Gorriti. El proyecto remarcaba que José Ignacio perdió su riqueza por defender a la patria y que Juana Manuela no concurrió pidiendo recompensas aunque podría haberlo hecho: “...le bastaba para su cómoda subsistencia el fruto de su gran talento ya como brillante escritora, ya como Directora de establecimientos de educación. Hoy por el contrario que la Sra. Gorriti ha llegado al último tercio de la vida y cuyas fuerzas se hallan completamente aniquiladas a causa de graves enfermedades que la aquejan, causadas por sus penosas tareas literarias”. Cabe destacar que esta descripción de una mujer con fuerzas aniquiladas coincide con el momento anterior al del esplendor de las veladas literarias limeñas (1876-1878) y al de su mayor productividad literaria. 

En base al proyecto tuvo lugar la polémica sesión, rescatada en el álbum, en la que se discutió si correspondía o no otorgar la pensión, que no era estrictamente un subsidio dedicado a un sector sino una gracia. El legislador Funes, en contra del gasto, emitió dos argumentos acaso de interés: por un lado, que no podía comprobarse que el marido no le hubiera servido de nada –en respuesta a tal afirmación– “...decía también el miembro informante de la comisión que aunque había sido casada el marido no le había servido de nada. Sobre semejante aserción sería muy difícil la prueba”; por otro, que de haber sido justa la gracia solicitada, Juana Manuela no hubiera visitado a los jueces: “nunca cuando se cree solicitar una sentencia justa se va a ver a los jueces; porque eso sería un insulto, poniendo manifiestamente en duda la imparcialidad de los jueces o, su capacidad, si esto es tan claro. Generalmente, cuando se recurre a medios tan irregulares es porque el asunto de suyo presenta dificultades; mas, no tiene la justicia en sí”. Por un lado, se reconfiguran en el discurso judicial las imágenes de Belzú y Juana Manuela en tanto pareja; por otro, se pone en primer plano cierto modo de lo literario: visitar, enviar cartas, agradecer.

Una vez obtenida la pensión, Juana Manuela retornó con un permiso a Perú, donde vivió dos años y fue anfitriona de las mencionadas veladas –cuyos discursos se encuentran compilados en Veladas literarias de Lima, 1876-1877 (1892)– y en las que se destacaba la presencia de Ricardo Palma, con quien continuó en intercambio epistolar una vez instalada en Buenos Aires. Así como el vínculo con Ricardo Palma funcionó para Juana Manuela como un talismán que abría puertas (Batticuore, 2019), en cierta zona de su correspondencia recibida ya instalada en Buenos Aires puede leerse no solo una circulación de pedidos, agradecimientos y argumentos, sino redes de dependencias para nada unilaterales. Llama la atención el caso de José Winiger, fundador del socialismo Argentino, que en 1889 le envió dos números del diario alemán donde publicaron episodios de Tierra natal. Señalaba que los motivos de atreverse a publicarlo estaban en la introducción que le enviaba a su vez traducida, y que tenía la intención de traducir algunos más, “como un ramillete de flores” (RR-160_25). Cabría destacar que Winiger formó parte de Verein Vorwärts –fundado en Buenos Aires a comienzos de 1882, por los socialistas alemanes exiliados merced a las leyes proscriptivas de Bismarck–. El club –o agrupación– mantenía a sus socios actualizados con las noticias y la literatura socialista que recibía desde Alemania. José Winiger sería Presidente del I Comité Internacional Obrero en 1890 (Tarcus, 2017), un año después de enviar la mencionada carta, lo cual permite pensar cierto grado de interconexión entre las tareas.

Algunos años antes, Juana Manuela había recibido otra carta solicitando, no permiso o halagos para una traducción, sino su juicio respecto a un asunto controversial. Se trata de Luis Mohr y Julio Llanos, que imaginaban armar un periódico quincenal titulado "El derecho de la mujer" con objetivos similares a los de una publicación que desde hacía años veía luz en París. La propuesta del periódico era la de sostener que la mujer era igual al hombre y que la participación de mujeres en el gobierno era una necesidad: “es seria y a más de ejecución delicada, en razón precisamente del pudor social que nos espondrá [sic] a herir, y debemos cuidar siempre de no violar” ((RR-160_46). La carta parece oscilar entre el pedido de aval y un discurso argumentativo en favor de la existencia de este espacio. Si argumentar implica siempre considerar al otro parte de una comunidad intelectual, aquí estamos en presencia de ciertas imaginaciones comunitarias en las que Juana Manuela decididamente aparece incluida.

El derecho de la mujer
De Julio Llanos y otros a Juana Manuela, 1882 [RR-160_46].

Luego de obtener la pensión y un permiso de dos años para residir en Perú, donde realizó las mencionadas veladas; y luego de una sucesión de viajes por Bolivia, Lima, Salta y Uruguay, Juana Manuela se instaló de manera definitiva en Buenos Aires. En esta etapa trabajó en múltiples proyectos literarios, tales como sus diarios, un libro que recopilaba recetas de cocina enviadas por mujeres –amigas, colegas– desde distintos lugares del mundo y otro en que recopilaba los discursos que habían circulado en sus veladas. Continuó en entramados comunitarios pese a sus dolencias –retratadas en Lo íntimo– hasta su muerte. En las cartas que recibió por esos años se lee la calidad de una Juana Manuela activa enunciataria, poseedora de un notorio e indisimulable afán participativo. Así, Lucio Mansilla le escribe en 1890 (RR-160_28) contestando que sí, que recibió el excelente ejemplar de su Cocina ecléctica, y que hubiera debido dirigirle a ella una filípica por llamarlo su protector. Agrega que quiso escribir una causerie, pero que una tos se lo impidió.   

Lucio Mansilla a Juana Manuela 1890
Carta de Lucio Mansilla a Juana Manuela, 1890 [RR-160_28].
 

Publicaciones de Juana Manuela Gorriti:

  • Gorriti, J. M. (1865), Sueños y realidades, Obras Completas, 2 tomos. Buenos Aires: Imprenta de Mayo de C. Casavalle.
  • Gorriti, J. M. (1868), Biografía del general don Dionisio de Puch. París: Imprenta Hispano-Americana de A. E. Rochette.
  • Gorriti, J. M. (1869), Vida militar y política del General don Dionisio de Puch, 2da ed. corregida y aumentada (72 pp.). París: Imprenta Hispanoamericana de Rouge Hermanos y Comp.
  • Gorriti, J. M. (1876), Panoramas de la vida. Colección de novelas, fantasías, leyendas y descripciones americanas, 2 tomos. Buenos Aires: Imprenta y Librerías de Mayo.
  • Gorriti, J. M. (1878), Misceláneas. Colección de leyendas, juicios, pensamientos, discursos, impresiones de viaje y descripciones americanas. Buenos Aires: Imprenta de M. Biedma.
  • Gorriti, J. M. (1886), El mundo de los recuerdos. Buenos Aires: Félix Lajouane. 
  • Gorriti, J. M. (1888), Oasis en la vida. Buenos Aires: Félix Lajouane.
  • Gorriti, J. M. (1890), Cocina ecléctica. Buenos Aires: Félix Lajouane.
  • Gorriti, J. M. (1892), Perfiles (Primera parte). Buenos Aires, Félix Lajouane.
  • Gorriti, J. M. (1892), Veladas literarias de Lima, 1876-1877. Buenos Aires: Imprenta Europea.
  • Gorriti, J. M. (1898). Lo íntimo (póstumo). Buenos Aires: Ramón Espasa.

Bibliografía:

  • Angulo, F. y Mirande, E. (2019), “La escritura de una excéntrica”, Sueños y realidades. Eudeba: Buenos Aires.
  • Batticuore, G. (1999), El taller de la escritora. Veladas literarias de Juana Manuela Gorriti: Lima-Buenos Aires (1876/1877-1892). Beatriz Viterbo: Rosario.
  • Batticuore, G. (2019), “Introducción”. En Lo íntimo. Cartas a Ricardo Palma. Eudeba: Buenos Aires.
  • Flemming, L. (2019), Una vida de novela. Eudeba: Buenos Aires.
  • Ferreira, R. (2016), “Transacciones de amor y de dinero: oro, género y domesticidad en las leyendas “andinas” de Juana Manuela Gorriti”, Revista Centro de Estudios en la Historia de América Latina. Lima, Año XVII, No. 167, julio-agosto, 2016. 
  • Iglesias, C. (1993), “La caja de sorpresas. Notas sobre biografía y autobiografía
  • en Juana Manuela Gorriti”. El ajuar de la patria. Buenos Aires: Feminaria.
  • Molina, H. (1999), La narrativa dialógica en Juana Manuela Gorriti. Mendoza: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras - UNCuyo.
  • Romagnoli, A. (2022), “Las primeras escritoras leídas por los primeros críticos”. Historia feminista de la literatura argentina. Villa María: EDUVIM.
  • Tarcus, H. (2017), “Circunstancia histórica de la Federación Obrera y de la Agrupación Socialista de Buenos Aires (1890-1893). Un aporte documental”, en Políticas de la Memoria Nro  17, Recuperado de https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/74701/CONICET_Digital_Nro.8a913294-9755-48a7-8bbf-488609f0d735_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y 
  • Zuccotti, L. (2022), “Gorriti, Manso: de las Veladas Literarias a ‘Las conferencias de maestra’”, en Historia feminista de la literatura argentina. Villa María, EDUVIM.
     

  1. Fecha que toma Ricardo Rojas en su Historia de la Literatura Argentina.↩︎
  2. Según la anotación presente en el álbum de recortes compilado por Julio Sandoval, la biografía habría sido publicada en el diario La Tribuna en mayo de 1875, Buenos Aires RR-160-50: 39.↩︎
  3. Respecto a la historia de este matrimonio, señala en su biografía Leonor Flemming: “con desavenencias y reencuentros y mutuas infidelidades, que la historiografía boliviana adjudica a la dama mientras que la argentina discute o calla” (2019: 52). ↩︎
  4. Luego de un exilio, debido a una sublevación que condenó a muerte a Belzú, el matrimonio y las dos hijas viajaron a Perú. De esa estadía él regresó a Bolivia en 1847 para continuar la carrera político militar que lo conduciría a gobernar el país (1848-1850 y 1851-1855).↩︎
  5. Juana Manuela se encontraba viviendo en Bolivia por un lapso corto cuando él murió. Se discute si esa permanencia suya en Bolivia era para ver a sus hijas o, en su defecto, debido a que los cambios de gobierno en Perú habían vuelto a la sociedad limeña menos amigable con ella. En cualquier caso, se encontraba realizando planes de permanencia en Bolivia, donde trabajó incluso en la apertura de una escuela. Al poco tiempo, sin embargo, regresaría a Lima.↩︎
  6. En 1882 junto con los socialistas alemanes exiliados merced a las leyes proscriptivas de Bismarck. A comienzos de 1889 se conformó una comisión, de la que el periodista José Winiger forma parte, para tomar contacto con las asociaciones obreras e invitarlas a celebrar conjuntamente un mitin de los trabajadores para el 1° de Mayo venidero. Finalmente, en dicho evento se congregó una multitud a la que el Comité Internacional manifestó el propósito de crear una Federación Obrera. José Winiger fue el presidente en sus comienzos.↩︎