Ricardo Rojas, Lector

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Por Bettina D'Alessandro


El acervo bibliográfico que compone la Biblioteca del Museo Casa de Ricardo Rojas
constituye una colección patrimonial de más de 20.000 ejemplares integrada por libros,
folletos y publicaciones periódicas que pertenecieron a la biblioteca personal de Ricardo Rojas.

La realización de este Proyecto permitió recuperar las fuentes bibliográficas que él utilizó
para dar un marco histórico y social al Capítulo XVII “Mujeres escritoras” de la Historia de
la Literatura Argentina
,  encontrándonos así con títulos como Poesías selectas americanas
(compiladas por José Domingo Cortés, 1875); Álbum poético argentino (La Ondina del Plata,
1877); Buenos Aires desde setenta años atrás (José Antonio Wilde, 1881); Tradiciones de
Buenos Aires
(Pastor Obligado, 1888); Mis memorias (Lucio V. Mansilla, 1904); Patricias
argentinas
(Adolfo P. Carranza, 1910) y Las beldades de mi tiempo (Santiago Calzadilla,
1919), cuya breve descripción se acompaña en la sección Objetos de nuestro Laboratorio de
Digitalización, con imágenes de tapas y portadas.

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El acceso a estos ejemplares nos permite conocer no solo los intereses académicos,
profesionales y personales de Ricardo Rojas, sino también descubrirlo como lector. Un lector
que dejó marcas escritas en aquellas obras que le despertaron un interés particular; un lector
crítico minucioso, en especial a la hora de revisar y corregir su propia producción literaria.

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Como ha escrito Martín Kohan: “La biblioteca contiene (y a la vez despliega) nuestro
pasado de lectores. Por eso acudimos a ella a consultar un recuerdo de lo leído,
a buscar una cita que precisamos, a releer. Pero la biblioteca contiene también un futuro
posible de lecturas (el no lector, o el lector irregular, recaen en la pregunta eterna: ‘¿Y vos
leíste todo eso?’). Ahí tenemos también los libros que no leímos pero podríamos llegar a leer.
Por eso otras veces acudimos en cambio a buscar un libro pendiente, a recorrer las filas de
lomos a ver si alguno de los libros se destaca y nos entusiasma, si ya somos el lector que
ellos esperan [...]”.

Imaginamos a Rojas en cada uno de estos actos: consultando, buscando citas, releyendo,
hurgando entre los libros pendientes para generar ese encuentro único entre texto y lector. 

Esta selección, basada en sus propias referencias bibliográficas del Capítulo XVII, es un
pequeño recorte que nos permite también develar su inquietud lectora e imaginarlo
desplazándose entre estantes y pilas de ejemplares diseminados por la casa, entendiendo
quizá que a una biblioteca no la conforma simplemente una suma de libros, sino la impronta
particular de quien le da vida, la cuida y la dona para la posteridad.